martes, 29 de junio de 2010

IN MEMORIAM

Ayer me secaba las lágrimas por un amor perdido, hoy me seco las lágrimas por un amigo perdido, ¿quien dijo que los animales no tienen alma? Hay seres que son tan puros que parecen ángeles guardianes, tan desinteresados, e íntegros que ni la mejor personas se les puede comparar, creo que nosotros no tenemos alma, o que la vamos matando a medida que crecemos, una vez alguien dijo por ahí que el Reino de Dios es de los que tienen alma de niño, ¿y si tengo alma de perro? un ser que parece ángel que a pesar de miserias y desgracias esta allí contigo por solo tú le acaricias detrás de las orejas, porque a pesar de no tener dinero, comida, o algún otro bien material , tiene una mirada, un movimiento de cola, o simplemente una mirada que te dice todo sin saber ni siquiera hablar… vamos hay que admitir que todos hablamos con nuestras mascotas, que a todos nos conmueve los torpes movimientos de un cachorro, quien más que ellos son capaces de dar su calor cuando no hay con que abrigarse, si existe un cielo me gustaría saber que los ángeles tienen cuatro patas y ladran al son de las trompetas celestiales.

Expresiones de un animal herido, expresiones de un protector. Expresiones de aquel que llamamos amigo, expresiones en un último ladrido.
Odín y sus Valhala, Zeus y su Olimpo... ¿Y los perros? ¿Dónde van los perros? ¿Será que todos los perros van al cielo? ¿Y si en lugar del cielo hubiese un lugar sólo para ellos? Imposible sería que un animal tan puro... tan sociable y tan adorable se mezcle con aquella escoria humana que llamamos "ser superior".
La luna se esconde tras su mirada, el reflejo de aquel último suspiro nos dice adiós con un mover de la cola, con aquel último gemido... de dolor, no! De tranquilidad, sin culpar a nadie más que a ese cruel destino que se lleva a aquellos que deberían permanecer y no se lleva a los que realmente merecen desaparecer.


 


 

Coautoría con Claudio Aguilar.