(Welcome to my world, alone in the dark)
Hay días en los cuales uno no quiere ver la luz del sol, hay noches que deseo contemplar aunque sea una estrella, hay atardeceres que los quisiera pasar frete al mar y amaneceres mirando hacia las montañas, pero no puedo, no porque no quiera o no tenga los medios necesarios, sino porque no tengo con quien disfrutarlos. Hay que tener cuidado cuando uno idealiza situaciones y personas cuando tratas con sentimientos, dejas de pensar racionalmente y caes en un sucio juego que acaba destruyéndote, es fácil dejar tiradas las cosas cuando se ponen difíciles, es renunciar es decir que nada vale tanto la pena como para poder luchar, quizás muy en el fondo no se tenga la fuerza para poder sobrellevarlo, quizás solo reste prometerse estúpidamente a uno mismo no volver hacerlo sabiendo que se volverá a caer una y otra vez, a lo mejor es mucho más sensato hacer eso, que luchar creyendo que morir con la frente en alto levantarán una efigie en mi honor, pero los que se llevan la gloria son los que viven y cuentan la historia laureando sus proezas. Quiero renegar si las luchas perdidas son en vano, si lo que se ha hecho fue sobre arenas o simplemente soy un idealista que trata de retratar su pensamiento en sentimiento. Y si con ese mismo ideal algún día volvieras a conseguir lo que se perdió, nada sería igual por no valorar lo que antes tuviste, no soy indispensable, pero difícilmente encontraras a un tarado como yo que soporte las distancias y los días, las indiferencias y las penas, con la única razón de que te quería, más de lo que se quiere a si mismo...
¡qué brusco final!
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